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miércoles, 24 de julio de 2013

Santiago, de luto

No habrá fuegos del Apóstol, no habrá verbena ni pasacalles. Santiago se vistió de luto poco antes de las nueve de esta noche. Todavía no conocemos las causas del descarrilamiento del tren Alvia que procedía de Madrid y se aproximaba a la estación de Santiago con más de 200 pasajeros. No ha llegado a su destino. Se quedó en el camino. Son decenas las personas que han muerto y decenas las que han quedado heridas, muchas de ellas morirán en las próximas horas. Los muertos van al pabellón deportivo de Sar. Allí los irán a recoger sus seres queridos. Estamos de luto. Dicen que es el accidente de tren más grave en Galicia desde los años 40 del pasado siglo. Estábamos tan contentos y orgullosos porque, al fin, teníamos un tren rápido que llegaba de Madrid a Santiago en menos de seis horas que... ya no sabemos qué pensar. El accidente fue violento pero se descarta un atentado. Dicen las autoridades. Los vecinos de Lamas de Abade explican en televisión que oyeron una explosión y luego fue el descarrilamiento. Esperemos que todo se aclare en las próximas horas.

Santiago, de festas

As festas do Apóstolo este ano sálvanse polo humor que puxo no pregón Roberto Vilar. Por el non pensamos na crise durante unha semana. A súa intervención no balcón do Concello ata nos levou a pensar que a crise institucional é cousa do pasado e que agora o que importa é pasalo ben co programa musical e sobre todo cos fogos da véspera e o día de remate. Nunca tan necesarios foron como agora eses foguetes que son en si mesmos unha perda de cartos, pero que nos fan pensar que a situación non é tan abafante como a pintan se escoitamos estourar a pólvora. Con todo, a novidade máis importante deste ano son os voluntarios que ofrecen axuda á turistas pola cidade. Foi esta unha gran idea que puxo en marcha o Concello coa Asociación de Hostalaría de Santiago. En momentos difíciles, ideas creativas, que non custan nada e aportan beneficios a longo prazo. En primeiro lugar para ós rapaces e rapazas que toman parte nesta experiencia. Unha iniciativa que debería ter continuidade porque o labor que se desenvolve non pode interpretarse en clave de marcha atrás, senón que o voluntariado debe significar unha aposta de futuro pola axuda ós demais nas festas do Apóstolo. As rúas da capital de Galicia non son estes días dos santiagueses, pertencen a esas recuas de xente que a invade. As festas tampouco son locais, van máis alá do perímetro municipal porque as de Compostela propiamente ditas son as da Ascensión, asociadas ó espertar da cidade coa primavera. As do Apóstolo desbordan cada mes de xullo tódalas previsións e os peregrinos fanse coa zona histórica ás xeiras, segundo van chegando. Non temos aínda terraza na Alameda, pero si a maqueta. O ano que vén vémonos alí. Santiagosiete, nº. 264, 24 de xullo de 2013, páxina 4

lunes, 8 de julio de 2013

MARGARITAS A LOS CERDOS


Había una fuente escondida detrás de una aldea que constituía el principal suministro para una veintena de casas cuando el grifo con agua corriente era todavía un lujo que muy pocos hogares de la Galicia rural podían alcanzar. Para llegar al manantial se debía subir por un camino de piedras y sortear el regato que bajaba a toda prisa con los sobrantes. El surtidor estaba empotrado en una montaña escarpada en vertical y el camino por fuerza acababa allí. Ir con el cántaro a la fuente dos o tres veces al día era la principal tarea de las niñas, que ya contribuían desde muy jóvenes a la organización de los trabajos del hogar. Una actividad femenina que muchas veces se veía alterada por la presencia de curiosos que se acercaban a la fuente para sorprenderlas aprovechando el recóndito lugar. Unas veces la presencia de estos sujetos despertada en ellas inquietud, como era el caso de Sorderas, apodado así porque nunca atendía cuando le llamaban. Al principio se creyó que era un poco sordo, pero después la familia llegó a la conclusión de que no quería oír, por eso no respondía cuando se le llamaba. Era un solterón pues no se le había conocido novia y sobrepasaba la treintena. Mientras que la finalidad de la presencia en la fuente de otros visitantes masculinos podría ser charlar por charlar o probar si eran aceptados con vistas a un futuro noviazgo, la de Sorderas constituía un misterio. Solía recostarse en la hierba del camino a unos metros de la fuente. Allí agazapado, a veces saludaba sin ser visto y provocaba el espanto de las mujeres que en estos casos perdían el equilibrio y el cántaro acababa en el suelo, por lo que tenían que volver a llenarlo. En una de esas ocasiones fue cuando sorprendió a Dory, una muchacha de 15 años recién cumplidos, que pegó un grito tan fuerte con el susto que retumbó con eco en la montaña. La joven se enfadó tanto por tener que volver a llenar el cántaro, que le lanzó una piedra cuando localizó al intruso entre los arbustos. La piedra alcanzó a Sorderas en la cara y le abrió una brecha en la ceja izquierda. Sangraba tanto que la niña se apiadó de él y no sabía cómo disculparse para que no se enteraran sus padres de lo sucedido. Desde entonces Sorderas no dejó de frecuentar el manantial de agua con la esperanza de volver a ver a Dory, quien, por el contrario, rechazaba cada vez más hacer este trabajo y siempre buscaba excusas para no ir a la fuente. Cuando se veía obligada a coger el cántaro, le advertía a su madre que sería la última vez, pues había un individuo que no dejaba de decirle cosas y que le daba miedo, especialmente cuando no decía nada. La madre no sabía muy bien si era cierto o no lo que le contaba la hija así que cuando salía por la puerta le aconsejaba: "No des margaritas a los cerdos" y Dory le respondía: "su silencio me asusta más que cuando habla". Un día cuando volvió a casa cargada, la madre se quedó mirándola pensativa y la calmó de esta manera: "Entonces háblale cuanto puedas, pero no le entregues margaritas". La hija le pidió que le explicara el significado de dar margaritas a los cerdos y fue entonces cuando la madre le contó lo del discurso que se oye y el discurso que se lleva dentro. Se lo resumió diciendo: "Tiempo que te dedico, tiempo que pierdo, hablar contigo es echar margaritas a los cerdos, claro que sí, claro que sí, verás lo que tardo en irme de aquí", y que luego sería el título y parte del contenido de una canción que canta Ana Belén.
El cuadro responde a una obra de muy concurrido y estimado público en el museo de Orsay de París.
Sobre la temática del agua traída a cántaros a los hogares, no os perdáis la pelicula La fuente de las mujeres, Francia, 2011.